Carmen Alejos: “Los revolucionarios mexicanos necesitaban que los obispos se fueran para no tener impedimentos en la aprobación de la Constitución de 1917”
Especialista en Historia de la Iglesia, ha publicado una monografía sobre la posición de la Iglesia durante la Revolución mexicana
La profesora Carmen Alejos, experta en Historia de la Iglesia, ha presentado su libro “Una historia olvidada e inolvidable. Carranza, Constitución e Iglesia católica en México (1914-1919)” en un seminario organizado por el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra.
Docente en la Facultad de Teología de la Universidad, ha explicado que la Constitución mexicana de 1917 “pretendió dar forma legal a la persecución religiosa comenzada en 1910”. Esta persecución, que tuvo su momento álgido en 1914, expulsó a numerosos obispos, religiosos y sacerdotes de México, tal y como ha afirmado. Alejos se ha detenido en el caso de los obispos mexicanos, la mayoría exiliados en Estados Unidos después de haber realizado la visita ad limina al Papa Benedicto XV, para deshacer mitos y ofrecer una panorámica de un aspecto hasta ahora olvidado por la historiografía.
La profesora ha investigado en el Archivio Segreto Vaticano y el Archivio Storico della Segretaria di Stato, fuentes que le han permitido desmontar la versión de que los obispos abandonaron a sus fieles. “Necesitaban que los obispos se fueran para no tener impedimentos en la aprobación de la Constitución”, ha explicado. Además, ha añadido que el anexo de su libro contiene documentación inédita que esclarece el papel del episcopado mexicano. “Los obispos tan sólo pudieron volver a México con la Constitución de 1917 ya consolidada, entre agosto de aquel año y septiembre de 1919”, ha afirmado.
Asimismo, tal y como ha explicado, en 1917 dos obispos, Orozco y de la Mora, entraron de incógnito en México. Durante meses, perseguidos por el Estado y escondidos y ayudados por sus fieles, trataron de ejercer su ministerio. Fueron descubiertos y salvados por la intervención diplomática. Alejos ha estudiado esta peripecia apasionante y sale al paso de lo que ha calificado como “una calumnia aún viva en la historiografía”: el supuesto pago del arzobispo de México para fomentar un cambio en la presidencia. Venustiano Carranza, presidente de México, fue asesinado. La profesora e investigadora ha encontrado el testimonio del arzobispo que prueba su inocencia y ha achacado la historia a Antonio Paredes, canónigo que también fue utilizado por los revolucionarios para crear una Iglesia Nacional mexicana.
De cómo Dios teje la IglesiaLos obispos mexicanos, que se encontraban fuera del país después de haber visitado al Papa en Roma, decidieron no regresar a sus diócesis aconsejados por sus fieles, conscientes de la persecución que sufrirían en el caso de regresar. Cuando fue promulgada la Constitución, elaboraron una carta colectiva de protesta apoyada en julio de 1917 por Benedicto XV. La Constitución establecía la nacionalización de los bienes de la Iglesia, tasaba el uso de los templos, obligaba al clero a jurar solemnemente su observancia y llegaba a inventariar cada bautizo y matrimonio celebrado en México.
Durante la Revolución, el papa Benedicto XV nombró un representante vaticano para México: Giovanni Bonzano, delegado apostólico en Estados Unidos. Alejos ha estudiado sus despachos y los de otro eclesiástico que informó a la Santa Sede sobre lo que sucedía en México, Carlo Pietropaoli, delegado apostólico en Venezuela. “Los papeles tienen la ventaja de permitir ver cómo Dios teje la Iglesia”, ha explicado la investigadora, que ha manifestado también su deseo de que los documentos originales publicados sirvan de acicate para que otros historiadores continúen la tarea de desvelar el verdadero papel desempeñado por la Iglesia en México.
Carmen Alejos, que forma parte del equipo Narrativas en conflicto: libertad religiosa y relaciones Iglesia-Estado en los siglos XIX y XX del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, ha estudiado las posturas sobre la libertad religiosa adoptadas tanto por parte de los revolucionarios mexicanos como de la Iglesia Católica ante la Constitución de 1917, promulgada durante la presidencia de Venustiano Carranza. Unos y otros utilizaron argumentos históricos para defender su posición. El Estado, desde una situación de privilegio; la Iglesia Católica abogando por unas libertades similares a las que podía gozar entonces en países como Estados Unidos u Holanda.