Introducción

La parroquia de San Pedro de Aibar es, sin lugar a dudas, uno de los hitos arquitectónicos del románico navarro. Documentadas sus obras en 1146 gracias a un trueque entre García Cristóbal y el abad Pedro de Aibar, la iglesia de San Pedro se sitúa entre todos aquellos templos que en el segundo tercio del siglo XII difundieron las formas ensayadas y aplicadas en la catedral románica de Pamplona. No en vano, algunas características de la seo iruñense como las tres naves también se trasladaron a esta localidad. De hecho, la parroquial de Aibar constituye a día de hoy un ejemplo significativo dentro del románico navarro, a pesar de la supresión de la cabecera en el siglo XVI. Es el único edificio románico de tres naves conservado en la actualidad con las formas propias de su momento, pues otros ejemplos de tres naves, como Santa María de Muskilda y San Miguel de Izaga, tienen un carácter más rural, con formas simplificadas y pertenecen a finales del siglo. Además, es una de las iglesias románicas más antiguas de Navarra con escultura monumental.

Pero la parroquia de Aibar no solo destaca por la calidad de su arquitectura románica. En el siglo XVI sufrió una ampliación renacentista con la construcción del crucero y capilla mayor de la que son testigos las bóvedas de terceletes y el pórtico con su elegante portada que asimiló algunos de los rasgos más novedosos del momento. Asimismo, este templo atesora otras piezas de gran riqueza como el Santo Cristo, gótico siglo XIV, el retablo mayor romanista del último cuarto del siglo XVII y el órgano de finales del siglo XVIII. También destacan notables piezas de platería como una soberbia custodia gótica del último tercio del siglo XV y un copón hispanoamericano del siglo XVIII. En el ámbito de los textiles, cabe mencionar un fastuoso terno carmesí de las postrimerías del setecientos.