Terno carmesí

La parroquia de Aibar cuenta con magníficas piezas de exorno que contribuyeron a dotar de mayor magnificencia al culto divino. Al igual que en el ámbito de la orfebrería, este templo también proveyó su sacristía de ricos ornamentos que dignificasen las ceremonias sagradas. En este sentido, las cajoneras de Aibar albergan un fastuoso terno carmesí y oro destinado a las mayores solemnidades de la parroquia, entre ellas la de su titular, el mártir y apóstol San Pedro. El terno, como su propio nombre anuncia, es un conjunto de ornamentos compuesto de tres piezas principales destinadas a revestir al sacerdote, al diácono y al subdiácono en algunas funciones sagradas, principalmente la misa. Por ello se compone de una casulla y capa pluvial para el sacerdote y de dos dalmáticas para el diácono y el subdiácono.

La riqueza y exuberancia de las piezas están en consonancia con su procedencia. Según muestra la especialista Alicia Andueza en su tesis, el terno fue encargado por la parroquia en la ciudad de Zaragoza al bordador Joaquín Lázaro en 1797. No en vano, Zaragoza fue uno de los focos más potentes en el arte del bordado durante los siglos del Barroco albergando muchas de las sacristías navarras ternos procedentes de talleres de la capital aragonesa. En este caso, el terno está bordado en oro sobre raso carmesí. La casulla en uno de sus lados muestra una custodia entre una decoración de rocallas y motivos vegetales. Por su parte, en la parte dorsal de la casulla se ostenta la tiara papal con las llaves, principales atributos del titular de la iglesia de Aibar. El mismo motivo presenta la capa pluvial en su capillo.