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Relatos de plomo. Historia del terrorismo en Navarra

Su metodología de trabajo fue objeto de estudio en un seminario del GIHRE

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Javier Marrodán es profesor en la Facultad de Comunicación e investigador del GIHRE. FOTO: Manuel Castells
03/06/14 12:20

El periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Javier Marrodán, miembro del GIHRE, presentó en un seminario los rasgos más sobresalientes de la metodología de trabajo de la obra "Relatos de Plomo. Historia del terrorismo en Navarra", del que ha aparecido un primer tomo y se espera que se presente el segundo el próximo otoño. El proyecto fue iniciativa del Gobierno de Navarra, deseoso de contar bien la historia del terrorismo en los últimos 50 años. Marrodán, que había trabajado ya el tema en su tesis doctoral, entendió que ese trabajo era necesario.

La condición que se le puso fue que se consiguiera algo divulgativo y en dos años como máximo. Para conseguirlo se constituyó un equipo de periodistas jóvenes que pudieran dedicarse a él a tiempo completo: María Jiménez, Gonzalo Araluce y Rocío García de Leániz. El tiempo era casi un lujo para lo que se acostumbra entre periodistas: ¡dos años!

El punto de partida era que no se conocía cuántos atentados había habido. Entre 1960 y 1986, por ejemplo, son cerca de 200, y se han cobrado unos 40 muertos en Navarra.

Se trataba de precisar los datos y para eso se recurrió en primer lugar a vaciar de contenidos la hemeroteca y a reconstruir el puzzle de los hechos con fuentes que completaran la visión. Fueron poco a poco apareciendo piezas extraviadas y las crónicas se fueron completando, sin que haya sido posible evitar algunas inexactitudes o pequeñas lagunas. Junto a la prensa, la documentación judicial y la de las fuerzas de seguridad han sido otro importante recurso, lo mismo que la documentación clandestina conservada, por ejemplo, en el Archivo de los Benedictinos de Lazcao.

Todo eso, y el trabajo de la bibliografía y las memorias disponibles, llevó a la última y más delicada fase del trabajo: las entrevistas con protagonistas y víctimas, que se procuraron realizar con tiempo y calma. Se ha localizado prácticamente a todas las víctimas, algunas tras pesquisas casi detectivescas, y para algunos era la primera vez que alguien se interesaba por su caso en 34 años. Marrodán subrayó que lo más característico de todos ellos era su calidad humana, excepcional casi siempre, y su conciencia de que debían servir de cortafuegos a una espiral de odio y trabajar por el perdón. 

Seguramente por eso estas 50 entrevistas le parecían a los autores lo más interesante del trabajo.

El seminario terminó con un debate sobre el método y las preguntas abiertas por la investigación, así como la posibilidad de un trabajo audiovisual sobre el asunto. Ya está en marcha. Otros proyectos esperan la oportunidad de acometerlos.

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