Ayuntamientos navarros (III):
merindades de Sangüesa y Tudela
Por Eduardo Morales Solchaga
Tudela, un ayuntamiento muy reformado
La casa consistorial de Tudela se encuentra en el corazón del casco histórico, en la zona del segundo ensanche, junto a la catedral. A lo largo de la historia, este edificio y el espacio frente a su fachada principal han sido fundamentales en el desarrollo urbanístico de la ciudad y han sido escenario de eventos significativos, albergando también muy variados servicios.
El municipio de Tudela tuvo el primer concejo conocido en los claustros de la colegiata, hoy catedral, donde también desde antiguo se conservó el archivo municipal. Se reunía, al menos desde 1268, en una cambra de crujía del lado oeste, donde posteriormente se ubicó la casa del deán.
La sede actual del ayuntamiento es un edificio construido a finales del siglo XV, sobre las ruinas de otro, que había sido propiedad de Mosen Pierres de Peralta. Las continuas y sucesivas reformas que hasta el presente ha experimentado han deformado de tal modo su primitivo estado que apenas puede adivinarse cómo fue.
En el momento de la adquisición, en 1490, las edificaciones se encontraban prácticamente arruinadas y hacían de almudí, y durante un tiempo se realizaron las audiencias en la primera planta. En los años sucesivos se retejó todo el complejo y en 1498 se realizó una reforma integral del inmueble que afectó a puertas, ventanas, suelos y bancos. Cuatro décadas después se acometió otra reforma de entidad, que afectó a la cimentación y a la urbanización del patio, importando un montante de 5 000 ducados.
En 1562, Pedro Legasa construyó la torre, conocida así por ser el primer cuerpo del edificio con fachada a la calle Cárcel Vieja, donde se conservan tres ventanales góticos. Los otros cuerpos, documentados desde el siglo XVI, incluyeron una cárcel que funcionó hasta el siglo XIX. A mediados de esa centuria se realizaron mejoras en la torre, pero la reforma más significativa tuvo lugar entre 1978 y 1982, cuando se añadió un zócalo de piedra caliza en la planta baja y se abrieron arquillos ciegos de ladrillo en la última planta, eliminando el enfoscado y dejando el ladrillo visto en los dos cuerpos superiores.
Retomando la fachada principal, en 1575 las tres ventanas de la planta noble fueron convertidas en balcones, y en cada uno se colocó el escudo de armas de la ciudad, tarea a cargo de Hernando de Ávia. Dos años después se construyó la lonja y los aposentos de la sala baja. Para mediados del siglo XVII, el edificio tenía planta baja y dos pisos, con una fachada sostenida por arcos de ladrillo y muros de adobe en su mayoría, además de un largo banco corrido adosado. En la primera planta se encontraba la “cámara del secreto”, que era el salón de plenos y el lugar más adornado de la casa. En 1685, Manuel Pontón comenzó la construcción de una espadaña para colocar las campanas en el regimiento, que conllevó también una reforma estructural en la fachada, realizada por Luís García, en la que se recolocó el escudo realizado en 1582 por Bernal de Gabadi.
No se conocen obras importantes hasta 1938, a causa del gran deterioro en que se encontraba la casa, especialmente en su parte inferior. Se estabilizó todo el edificio, desapareciendo las bandas decorativas y dividiéndose la fachada en cuatro cuerpos mediante franjas horizontales. Los enmarques de los vanos se mantuvieron, aunque se cegaron las hornacinas sobre los dinteles de las puertas bajas laterales. La última reforma de entidad se realizó en 1994, recuperándose la fachada, bodegas y salas nobles de la casa consistorial.
En cuanto al interior, destaca en primer lugar el zaguán, amplio espacio porticado conformado por triple arco en cada uno de sus tres lados, excepto en el portal de acceso, en el que el arco central es mayor y da acceso al interior y a las escaleras principales. Los arcos están cerrados por celosías de madera y cristal, y el suelo, enlosado en piedra, tiene grabado el emblema de la ciudad, motivo que se repite a modo de decoración en la techumbre.
La escalera principal, con orígenes en el siglo XVI, fue totalmente reformada en 1796, construyéndose de nuevo el arco de acceso desde la planta baja, apoyando la escalera en las columnas existentes. En las paredes, a lo largo de los tres tramos, se labraron y marcaron cuadros y pilastras con molduras corridas, dibujando de ladrillo la cornisa. Se dejaron huecos de ventanas para recibir la luz del patio interiores y se construyó una bóveda que se adorna con ventanas y vidrieras. Este diseño se mantuvo hasta mediados del siglo XX, cuando se construyó la escalera actual, más amplia, y se revistieron las paredes con mármol, cubriendo toda la superficie del patio central y cerrándolo con una vidriera, conforme al proyecto del arquitecto Arraiza.
En la primera planta se ubicaron el despacho de alcaldía y varios salones de juntas, destacando sobre los demás la “cámara del secreto” o salón de plenos. Este espacio fue reformado a mediados del siglo, adornándose con cornisas, pilares y arcos de función principalmente decorativa, que enmarcan los vanos de puertas y ventanas. En los balcones se instalaron vidrieras emplomadas en sustitución de las elaboradas por el maestro vidriero Matías de Logroño en 1715.
Las plantas superiores están destinadas a funciones de la administración pública y dependencias auxiliares desde mediados del siglo XX, ya que anteriormente estaban reservadas a las viviendas del conserje y el alcaide. Entre las estancias más interesantes se encuentra el rico Archivo Municipal, que fue trasladado al edificio desde la catedral en el siglo XIX.
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Hemerotecas del Diario de Navarra y del Diario de Noticias.
Páginas web de los Ayuntamientos de Ablitas, Arguedas, Cascante, Corella, Tudela, Villafranca, Lumbier, Roncal y Sangüesa.