Roncal, una casa para el Valle

Desde tiempos antiguos, las siete villas del valle de Roncal (Uztárroz, Isaba, Urzainqui, Roncal, Garde, Vidángoz y Burgui) conformaron una unidad indisoluble, regida por las mismas ordenanzas y estatutos, con derechos compartidos sobre sus prados, bosques y selvas. Para la gestión de sus asuntos políticos y económicos, cada villa designaba dos diputados y un alcalde, quienes ejercían la jurisdicción civil y criminal.

Las Juntas Generales del Valles se han celebrado en distintas localidades y las sedes de reunión fueron al principio lugares de carácter sagrado (sacristía de la iglesia de Roncal o la ermita de San Martín, perteneciente al monasterio de Leyre), como ermitas o iglesias, y después locales construidos específicamente para ello. En el siglo XVII ya se detecta la presencia de un edificio específico para cubrir las citadas funciones, primero en forma de casa concejil, y más adelante –ya en el siglo XIX– en la llamada Casa del Valle, situada en Roncal y de la que participaban todas las villas arriba mentadas. Se situaba en una plaza próxima a la iglesia parroquial de San Esteban, junto a la casa consistorial de Roncal-villa, el granero comunal y las carnicerías, y albergaba también el archivo general.

La actual casa, junto al puente de la entrada de Roncal, fue inaugurada en 1956. Es una bella edificación de tipo montañés con líneas sencillas y apariencia robusta. Tiene dos plantas rematadas por un potente alero y se cubre con un tejado a cuatro aguas, de gran inclinación, con tejas planas. En la fachada principal se emplea la piedra en los soportales, esquinas, cornisa y alrededor de las aberturas de entrada y ventanas rectangulares, mientras que el resto está enlucido.

Su zona noble, en el centro, forma un núcleo avanzado con una portada de medio punto con grandes dovelas. El balcón rectangular y saledizo apoya en robustas ménsulas de piedra, y a lo alto, en el hastial, figura el escudo del valle de Roncal con sus cuatro cuarteles, yelmo y cimera, y leones tenantes. Remata el frontis un reloj y la inscripción “Casa Consistorial”. Dos elegantes faroles de hierro forjado y las rejas del balcón de la puerta adornan esta área.

En el interior, y al margen de la sala de juntas, también se halla un gran salón de actos donde se llevan a cabo subastas forestales, se exhiben lujosos y tradicionales trajes de roncaleses, y reposteros y tapices con las armas del Valle y del Reino, bajo la mirada de una galería de retratos al óleo de los roncaleses más ilustres, obra del pintor Escartín Bescós, entre los que destacan el capitán Pedro Navarro, el misionero mártir Cipriano Barace (S.J.), el coronel y alcalde del Valle, Pedro Vicente Gambra, el guerrillero Gregorio de Cruchaga y, cómo no, el roncalés más universal, Julián Gayarre.