Ayuntamientos navarros (III):
merindades de Sangüesa y Tudela
Por Eduardo Morales Solchaga
Sangüesa, una construcción interrumpida cuatro siglos
Sangüesa, como cabeza de su merindad, tuvo varias sedes municipales a lo largo del Medievo y la Modernidad. Una de estas, utilizada por el concejo desde el siglo XIII hasta el XVI, fue la iglesia parroquial de Santa María, administrada por un patronato laico de doce miembros, incluido el alcalde. Al mismo tiempo, se empleaba el refectorio del convento de San Francisco, fundado por Teobaldo II en 1266, ubicado junto al portal de Jaca, en el extremo de la Rúa Mayor. Aquí se llevó a cabo la elección del alcalde y sus doce jurados entre los siglos XIV y XVI. Posteriormente, otra sede fue el castillo-palacio del príncipe de Viana, probablemente adquirido por el municipio de Sangüesa a la Administración Real en 1535 por 1 000 ducados, siendo virrey don Diego Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete.
En 1569 se decidió levantar una casa consistorial de nueva planta en un paraje bien situado, la Rúa Mayor, eje principal de la villa. Correspondía con la fachada sur del castillo-palacio, que enlazaba a través de una galería porticada con dos torreones y un palacio al norte. Se encomendaron los seis pilares sustentantes de las arcadas a Domingo de Aya, vecino de Aibar, que también se encargó de realizar el basamento de la primera planta donde las obras quedaron interrumpidas probablemente por la falta de liquidez. En paralelo a la construcción, se destinó el solar meridional del castillo para la edificación de once viviendas que quedarían flanqueando la plaza en un proyecto urbanístico integral, que fue incluyendo paulatinamente otros servicios municipales. Parte de ellos (carnicería, pescadería y peso real) quedarían reservados a la casa, mientras que provisionalmente las oficinas y salas municipales se establecieron en el castillo-palacio. Entre ambos edificios, al aire libre, se estableció el mercado de la fruta y verdura, el mentidero e incluso un espacio para el juego de la pelota.
Treinta años después, en abril de 1602, se encargó un reconocimiento de la casa, que concluyó que hacía falta estabilizar el edificio, en el que se llevaban invertidos 2 800 ducados, y que se debía terminar la obra, que amenazaba ruina. Como provisionalmente hacía las funciones de almacén de trigo, también propusieron la edificación de un anexo que sirviera como sala de consulta y almudí. Estimaron en 912 ducados el importe de la conclusión de la obra, que ya contaba desde 1570 con el escudo de la villa tallado por Miguel de Casanova y Aiba, y policromado por Antonio de Arara. El proyecto se llevó a cabo en los términos establecidos, aunque la mayoría de los servicios y estancias municipales permanecieron hasta la llegada del siglo XX en los locales del viejo castillo.
Desde las primeras décadas de la citada centuria existió un deseo generalizado por trasladar la sede municipal a la Casa de las Arcadas, que necesitaba una buena reforma. No obstante, incluso en su estado imperfecto fue lo suficientemente pintoresca como para ser reproducida en el Pueblo Español de Barcelona para la Exposición Universal de 1929.
Tras varios proyectos, algunos de entidad como el de Víctor Eusa, la oportunidad llegó en 1949, cuando la Diputación asignó una subvención, a cambio de los restos del castillo, de 250 000 pesetas para su restauración y habilitación como casa consistorial. Esta corrió a cargo de José Yarnoz Larrosa, que entregó las condiciones del proyecto aquel mismo año, contemplando, además de una ampliación de su superficie, una restauración integral de la fachada original y la realización de otra en la parte posterior, dando a la plaza. Todo ello se realizaría siguiendo un criterio respetuoso e historicista que comulgase con la arquitectura de la zona. La obra se presupuestó en 320 000 pesetas, aunque finalmente se adjudicó con una sustanciosa rebaja por cerca de 275 000 a Construcciones Huesa Hermanos, finalizándose la construcción en 1952.
En lo sustancial, la casa consistorial conserva la estructura concebida por Yárnoz, componiéndose de una planta regular muy alargada articulada en dos cuerpos. El inferior lo forma una triple galería de grandes arcadas de piedra que abre al norte hacia el antiguo patio de armas del castillo, y al sur hacia la calle Mayor. Los arcos escarzanos llevan la rosca moldurada y apoyan en sus correspondientes columnas de fuste liso con las basas y capiteles de orden dórico-toscano.
En el centro de los cuatro arcos de la fachada principal, también talladas en piedra, campean las armas de la villa: el castillo y las barras, en óvalo con adornos de cueros retorcidos y enmarcadas por columnas estriadas. A sus pies está inscrito el año de 1570, fecha de su construcción. Pilastras lisas en los extremos separan el edificio de sus casas contiguas, mientras que una resaltada imposta de piedra señala el comienzo del piso superior, totalmente enrasado, que debió de ser en su origen de ladrillo, pero que posteriormente recibió unos esgrafiados con esgrafiados de florones y carátulas con motivos vegetales.
En este segundo cuerpo, sobre la cornisa, se abren cuatro grandes huecos rectangulares colocados simétricamente en relación a un eje central. Los vanos centrales están dotados de un balcón común en saledizo con elaborados barandales de hierro forjado y balaustres. Los balcones en los extremos, también de hierro, están alineados con la fachada. El frontis está rematado por un alero de madera robusto con hermosos canes de madera tallada.
La fachada sur, que anteriormente tenía poca relevancia, desapareció con la mencionada reforma. La actual, que se asienta sobre tres arcos que imitan los antiguos, está construida en ladrillo. En la primera planta destacan el balcón central, con herrajes de calidad, y encima de este, el escudo de la ciudad, que proviene del antiguo portal de Jaca. A ambos lados se abren dos ventanales rectangulares. En el piso superior se encuentra una arquería de medio punto de ladrillo, en consonancia con otras construcciones contemporáneas de la localidad.
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Hemerotecas del Diario de Navarra y del Diario de Noticias.
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