La villa romana de Arellano
Vista general
La segunda fase constructiva se inició a comienzos del s. IV d. C., los campos volvieron a cultivarse y, sobre las ruinas de los antiguos edificios destruidos por el fuego, se levantó una nueva mansión, de mayores dimensiones y más lujosa. En época tardoimperial las villae experimentaron un notable desarrollo, consecuencia de una migración progresiva de los propietarios, que abandonaron sus viviendas en la ciudad y se trasladaron a sus posesiones rurales, convirtiéndolas en residencias permanentes. En este período se sucedieron las ampliaciones y reformas ostentosas, recubriendo las estancias con elegantes estucos pintados en las paredes y, sobre todo, pavimentando los suelos con magníficos mosaicos. Este fue el caso de Arellano, con la singularidad de que su carácter de explotación agrícola pasó a un segundo plano, adquiriendo mayor importancia como centro religioso, dedicado al culto de Cibeles-Attis.
La crisis final del imperio debió marcar el declive de la villa. No obstante, antes de su abandono definitivo, el lugar fue ocupado por última vez durante el s. VI d. C. Reutilizando algunas de las estancias que todavía permanecían en pie, se instaló una pequeña comunidad dedicada a una actividad de tipo industrial, relacionada con la metalurgia del hierro.
Cómo llegar: El acceso más cómodo es desde la Autovía Pamplona - Logroño, pasados unos kilómetros de Estella en dirección a Logroño, tomar la salida 51 a Arróniz, por la NA-6340. Después de unos pocos kilómetros, el conjunto musealizado aparece a la derecha.
Importante: Toda la información.
Horario: Consultar página web.
Bibliografía: María Ángeles Mezquíriz Irujo, La villa romana de Arellano, Gobierno de Navarra, Pamplona, 2003.