ALINFA

Las tasas de sobrepeso y obesidad infantil están aumentando a un ritmo alarmante, siendo las de España una de las más elevadas de Europa. Aquí uno de cada cinco niños -entre el 18 y el 21%- son obesos o tienen sobrepeso, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una de las consecuencias más inmediatas de la obesidad infantil es la aparición de niños y adolescentes con diabetes tipo 2, hipercolesterolemia e hipertensión arterial, lo que les predispone ya desde la infancia a sufrir enfermedades cardiovasculares graves. Asimismo, el exceso peso de repercute sobre los huesos y el conjunto del aparato locomotor, reduciendo la tolerancia al ejercicio físico y causando problemas respiratorios. Además, hay que tener en cuenta que el sobrepeso puede afectar negativamente al desarrollo emocional de niños y adolescentes, apareciendo sentimientos de inferioridad y baja autoestima. También pueden sentirse rechazados y tender al aislamiento.

Las causas para esta situación son dos principalmente: dietas inadecuadas y sedentarismo. Desgraciadamente en España, la dieta mediterránea, el esquema nutricional que ayuda a alejar el cáncer, luchar contra la obesidad o evitar enfermedades cardiovasculares, ha caído en desuso. Paradójicamente, esta dieta mediterránea se practica más en el norte que en el sur de Europa. Existen varios factores que han influido en esta situación: falta de tiempo para la preparación de menús y cocinado de alimentos en el hogar, crisis económica que afecta a la cesta de la compra y a la presión de precios de los comedores escolareas, falta de concienciación de las familias sobre la repercusión de la dieta en la salud, etc. Así, la alimentación de los niños y niñas españoles actualmente es rica en proteínas procedentes de la carne y de la leche; en azucares libres, procedentes de la bollería o las bebidas azucaradas, entre otros, y es pobre en frutas, hortalizas, frutos secos y legumbres.

Resulta por tanto necesario y urgente el revertir esta situación y promover desde la infancia unos hábitos de alimentación saludable y para ello hace falta hacer frente a una serie de retos:

Preferencias de los niños que les llevan a aceptar o rechazar determinados alimentos. Son tanto innatas como aprendidas y varían considerablemente, con la edad y con la experiencia. La exposición a sabores distintos en períodos críticos de desarrollo tiene una profunda influencia en las elecciones alimentarias de los niños. Además, las preferencias de también reflejan su entorno inmediato. Influyen aspectos económicos, sociales, factores psicológicos o incluso factores ambientales a la hora de comer.

· Falta de conocimiento y formación sobre el impacto de la dieta infantil en la salud

· Asequibilidad en precio

· Diversidad de la población infantil: alergias, intolerancias, etc,

El proyecto ALINFA pretende abordar estos retos, generando conocimiento, herramientas y soluciones para mejorar el acceso de alimentos saludables a niños y niñas de 3 a 12 años, tanto a través de las comidas en las escuelas como de las comidas en el hogar. El proyecto se plantea con un enfoque participativo en el que los niños y niñas colaboren y sean partícipes del proceso de creación de los desarrollos del proyecto. El conocimiento de sus gustos y preferencias, así como el conocimiento de los factores que influyen en sus preferencias, serán herramientas básicas para el desarrollo del proyecto. Además, se va a poner especial foco en la transferencia de resultados con el objetivo de facilitar el acceso de la población a los desarrollos del proyecto, maximizando su impacto.