La Universidad inauguró, a principios de 2021, su Estrategia 2025. El plan, orientado al desarrollo sostenible y al cuidado de las personas y del entorno, tiene como uno de sus tres ejes el desarrollo de una investigación de impacto y con foco. Ahí es donde se integra el área de Medicina Personalizada que coordina Antonio.

Doctor en Ciencias Químicas por la Universidad Autónoma de Madrid y el Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC) en 1995, Antonio Pineda ha trabajado en Holanda, Canadá y Reino Unido. En 2015 se incorporó al Hospital Universitario La Fe de Valencia, y en 2019 llegó al Cima, donde actualmente compagina sus responsabilidades como director del Programa de Terapias Moleculares y de Investigación Traslacional con la Subdirección de esa entidad.

"En Medicina Personalizada trabajamos en mejorar el diagnóstico y tratamiento de distintas patologías, pero no solo el de aquellas con una alta prevalencia como las enfermedades oncológicas. También apostamos por las Enfermedades Raras, aunque afecten a un número mucho menor de pacientes, porque lo que nos importa es la persona y ahí hay una persona que sufre, una familia que sufre", asegura. Que el foco esté puesto en la persona es también el motivo de que la Medicina Paliativa sea otra de las líneas de investigación clave. "Queremos diagnosticar y tratar de una forma más eficaz esas patologías, ya sean oncológicas o raras, pero también acompañar a las personas cuando la enfermedad está avanzada".

Enfermedades Raras, Oncología y Medicina Paliativa. Esas son las tres líneas de investigación incluidas en el área de Medicina Personalizada. Líneas en las que la Universidad cuenta desde hace tiempo con grupos de trabajo de mucha relevancia internacional. Grupos en los que, además, se da una importante interrelación entre el campus biomédico de Pamplona, con el Cima y la Clínica Universidad de Navarra (con sede también en Madrid), y el campus tecnológico de San Sebastián. Esta interrelación entre investigadores de distintos centros y de distintas competencias técnicas es, precisamente, una de las fortalezas con las que cuenta el área de Medicina Personalizada. "Cualquiera de los proyectos en los que trabajamos en el Cima surge, de alguna manera, de preguntas planteadas desde la Clínica a las que intentamos dar respuesta", explica Antonio. "En este sentido, no existe ningún proyecto en el Cima que no esté participado por grupos de investigación clínicos".

Los dos objetivos que la Universidad se ha marcado en el área de Medicina Personalizada son la innovación diagnóstica y la innovación terapéutica. Es decir, posibilitar la utilización de tecnologías de última generación para diagnosticar estas enfermedades lo antes posible e identificar aquellos grupos de pacientes que comparten determinadas características; y desarrollar nuevos tratamientos, que se encuentran en la frontera del conocimiento y que permitan abordar esas patologías de una forma mucho más integral y mucho más efectiva.

A estos objetivos, Antonio añade uno más: "Queremos visibilizar la investigación que se hace en la Universidad en esta área, llamar la atención de la sociedad sobre estas patologías". "Por supuesto que esa difusión de nuestro trabajo en Oncología, Enfermedad Raras o Medicina Paliativa es importante, pero lo que realmente nos importa es la persona que sufre, el paciente y su familia, y queremos llamar la atención, no solo en el entorno de la Universidad, sino en la sociedad en su conjunto, sobre estas patologías, sobre las dificultades y sobre las posibilidades terapéuticas que tienen", matiza.

"Para nosotros no es importante, solo, hacer investigación, sino trasladarla a la sociedad. Y eso tenemos que hacerlo a través de la colaboración público-privada, de la creación de empresas, y de la innovación abierta", concluye.