El camarín

El proyecto y diseño lo realizó el veedor de obras de la diócesis de Pamplona Juan Antonio San Juan y los encargados de su ejecución material fueron los albañiles locales Pedro Burgui y Bartolomé Peña. La pieza se construyó a nivel del templo, como ocurre generalmente en Navarra, está decorado por unas pinturas de 1728 al fresco de José Eleizegui, que constituyen uno de los conjuntos escenográficos más interesantes del Barroco en Navarra.

La decoración de Eleizegui consistió en unos frescos que, a manera de lienzos pintados, cubren las paredes del rectángulo con temas alusivos a la vida de la Virgen -Anunciación, Sagrada Familia y Huida a Egipto, e iconografías de los patronos locales a ambos lados del transparente -San Esteban y San Lorenzo- y, por supuesto, el pasaje de la milagrosa aparición de la Virgen del Yugo ante el cortejo de autoridades y pueblo que se dispone a recogerla en unas andas. El techo es lo más interesante del conjunto, simula una cubierta elíptica con las alegorías de la letanía en las pechinas -luna, cedro, sol y espejo-, el Espíritu Santo con ángeles en el centro rodeados de una guirnalda de flores y los símbolos lauretanos del Speculum y la Turris. El estilo de todas las pinturas evidencian su pleno estilo barroco de comienzos del siglo XVIII, si bien en algunas composiciones como San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, el recuerdo de Berdusán es evidente, aunque ello resulta comprensible si pensamos en la gran producción e influencia del estilo de aquel maestro muerto treinta años atrás.