El retablo mayor

El primitivo retablo fue obra del pintor del taller de Tudela Juan de Lumbier y fue ejecutado en 1619. Del actual conjunto de retablos y pinturas conservados en el interior del templo destaca el retablo mayor con elegantes y dinámicas salomónicas y decoración carnosa ricamente policromada. Fue realizado en 1679, dando fianzas para su ejecución los maestros residentes en Tudela Pedro Biniés y José Serrano, si bien su estilo y factura nos llevan a relacionar la pieza con retablos de Sebastián de Sola y Calahorra y Francisco Gurrea, los mismos que dieron por bien realizado el dorado de la pieza en 1685 y que por aquellas fechas también hicieron el mayor del Rosario de Corella.

El retablo se compone estructuralmente de banco con tres calles, sobre el que monta un cuerpo articulado por salomónicas y un ático semicircular. Las cajas de los compartimentos albergan óleos sobre lienzo y toda la pieza se encuentra bellamente policromada, siendo un ejemplo señero de la aplicación de oro y color sobre estructuras de madera en aquel periodo del último tercio del siglo XVII. La combinación de un retablo salomónico y pinturas sobre lienzo fue algo muy propio de los talleres tudelanos de la segunda mitad del siglo XVII, que se hizo posible gracias a la calidad de sus retablistas y a la presencia en la ciudad del pintor Vicente Berdusán, hasta su muerte, acaecida en 1697. Entre los conjuntos podemos citar los retablos de la capilla del Espíritu Santo de la catedral de Tudela, el mayor de Funes o el principal de la parroquia del Rosario de Corella.

La calidad de la talla es visible en las ménsulas auriculares del banco, así como en las guirnaldas y motivos decorativos vegetales y los dos escudos de la villa de Arguedas que aparecen en el ático, a plomo con las columnas extremas del retablo.