Escalera

Atravesado el zaguán principal de la casa se llega al vestíbulo, del que parte una escalera imperial barroca del siglo XVIII, con el eje longitudinal paralelo a la fachada. Está articulada por medio de dos tramos laterales paralelos de subida que desembocan en un rellano, del que parte un tramo central que comunica con la planta noble. La caja de la escalera, de gran altura, se cubre mediante bóveda de arista, que se traduce al exterior en un cuerpo cúbico cubierto a cuatro aguas, con dos grandes ventanas termales, gracias al cual se ilumina la caja, y que obedecen a las remodelaciones que sufrió la casa en el siglo XIX. Esta escalera responde a un modelo habitual en el barroco navarro que podemos ver en otros edificios como el palacio del marqués de Feria de Tafalla o los palacios Navarro de Tafalla y Episcopal de Pamplona.

Presenta una rica decoración de acuerdo a su condición de espacio de representación. Así, de las paredes laterales cuelgan sendas telas pintadas de gran desarrollo, imitando tapices, con historias de Roma. En la pared frontal se disponen los retratos al óleo de don Tiburcio Redín y Cruzat, barón de Bigüezal, copia del original de Francesco Rizzi conservado en el Museo del Prado, mandado hacer por don Tiburcio Mencos y Bernaldo de Quiros, y el de la reina doña María Luisa Gabriela de Saboya, primera mujer de Felipe V, obra de Juan Vicente de Ribera. En el centro, busto de don Martín de Redín y Cruzat, gran prior de la Orden de San Juan en Navarra y luego gran maestre de la Orden de Malta de 1657 a 1660, y sobre este, escudo heráldico dieciochesco con las armas de los Mencos, procedente del convento de Recoletas, y un vano adintelado enrejado. Completan la decoración sendas arcas antiguas, una colección de grabados de hombres ilustres del siglo XIX y tres tondos decimonónicos con niños jugando.