El palacio de Olite
Introducción
El Palacio de Olite es el edificio civil de época medieval más importante conservado en Navarra. Su construcción respondió al deseo del rey Carlos III el Noble (1387-1425) de disponer de un marco apropiado para el ideal de vida cortesana que él anhelaba, siguiendo el modelo de la corte francesa. Este monarca, nacido en Mantes, a las orillas del Sena, de padre y madre pertenecientes a la extensa familia regia francesa, ejemplifica como ningún otro soberano hispano de su época la figura del promotor artístico del llamado estilo internacional, es decir, del arte gótico de un refinamiento exquisito que se desarrolló en las cortes europeas en el entorno de 1400. Y es su residencia olitense la creación que permite un mejor acercamiento a la voluntad y la ambición artísticas del soberano.
El rey invirtió en su palacio sumas muy elevadas, que permitieron la contratación de artistas de primera categoría, tanto navarros como procedentes de los reinos vecinos, algunos de ellos contratados en París. Las obras se iniciaron hacia 1388 y todavía se completaban en 1424. Las dirigió Martín Périz de Estella, maestro de obras del rey. Las abundantes referencias documentales proporcionan variada información acerca de los artífices que formaron parte de equipos de escultores, pintores, carpinteros, yeseros, vidrieros, etc., capaces de realizar para el rey lo que éste solicitaba. Conocemos sus nombres: entre otros, los escultores Johan Lome y Pedro Jalopa, el carpintero tudelano Lope Barbicano, el pintor aragonés Enrique de Estencop y el tapicero Lucien Bertolomeu.
Destruido durante la Guerra de la Independencia Española, en las primeras décadas del siglo XX se materializó la aspiración a su restauración, finalmente emprendida conforme al proyecto firmado por los hermanos Yárnoz, ganadores del concurso convocado en 1926. Dicha intervención, realizada con criterios más propios del siglo XIX, reconstruyó libremente los remates de varias torres y lienzos, lo que confirió una imagen al palacio diferente de la verificable a partir de fuentes documentales y gráficas. No obstante, partes sustanciales del palacio siguen en pie, permitiéndonos un acercamiento experiencial a los modos de vida de la realeza en época bajomedieval.