Un temprano grabado de la santa realizado en Roma en 1603

En la clausura de las Carmelitas Descalzas de San José, se conserva una importante colección de estampas grabadas, adquiridas por Leonor de la Misericordia (Ayanz y Beaumont), cuyo facsímil publicamos en el año 2004. Todas ellas fueron encuadernadas y numeradas en el siglo XVII, tras su adquisición por la citada carmelita, en los últimos años del siglo XVI. La afición por las imágenes grabadas de la citada religiosa le llevó a ilustrar los ejemplares manuscritos de una obra suya, la Vida de Catalina de Cristo, fundadora de Soria, Pamplona y Barcelona, con estampas ad hoc, en relación con las materias de los diferentes capítulos. Leonor había adquirido en su juventud una exquisita formación humanista junto a doña Brianda de Beaumont, hija y heredera del Condestable de Navarra, recordada por Lope de Vega en La Arcadia (1598), como “la divina doña Brianda, gloria de Beaumonte”.

Particular interés posee para el Carmelo pamplonés y la ciudad el grabado que representa a la Madre Teresa de Jesús, según los modelos popularizados en sus primeras estampas, que siguen muy de cerca el retrato que fray Juan de la Miseria le hiciera en 1576. Se repite el modelo orante con las manos juntas, contemplando al Paráclito, acompañada de una filacteria en donde leemos la consabida frase: MISERICORDIAS DOMINI IN AETERNUM CANTABO. Conocemos al generoso mecenas del grabado, que no es otro que el que también hizo abrir la lámina de Catalina de Cristo en 1603 en Roma. Se trata de don Francisco de Soto, sacerdote soriano, primer soprano y decano, por muchos años, de la Capilla Sixtina, capellán de Clemente VIII, que en 1597 fundó en la Ciudad Eterna el primer convento de Carmelitas Descalzas. Una desmedida inscripción nos da cuenta de los principales hechos de su vida. La finalidad de la estampa era, sin dudarlo, postulatoria, en unos momentos en que los procesos de beatificación estaban en plena realización, desde que se abriesen en Salamanca en 1591.