El monasterio de La Oliva
Detalle escultórico portada
Sobre la jamba derecha que soporta el gran tímpano de la portada encontramos una escena muy significativa desde el punto de vista histórico. La labra de las figuras es precisa y minuciosa, aunque no podemos negar que bastante ingenua. De ahí que en ocasiones se haya considerado más antigua de lo que realmente es. Recordemos que la portada se labró probablemente en los primeros años del siglo XIV.
En primer plano vemos a un abad, bendiciendo con su mano derecha y con báculo en la izquierda. Sobre su dalmática muestra una cruz patada, y bajo la bendición, un diablillo parece someterse a su autoridad. Otra cruz similar decora la clave del tramo de los pies de la nave central. Se trata del emblema de la Orden de Calatrava. Por la cara interior de la zapata tres cabecitas salen de la hojarasca. Se pueden unir al grupo de personajes que figuran en el capitel del mainel central. ¿Representa la escena a la comunidad monástica con su abad? Y si es así, ¿por qué era tan importante la cruz de Calatrava para los monjes del monasterio de La Oliva?
La explicación es larga y compleja. El abad no es otro que san Raimundo de Fitero, fundador de la orden de Calatrava en 1158. Lógicamente, la relación entre La Oliva y Calatrava parece incomprensible si no se entiende Fitero como eslabón entre ambos. Por registros documentales, sabemos que La Oliva y Veruela fueron en su origen granjas dependientes de Fitero. La Oliva se incorporó al Císter como monasterio independiente en el Capítulo General de 1151. Por tanto, es muy probable que los primeros monjes de La Oliva vinieran de Fitero, y que su abad allí fuera san Raimundo. Luego llegaría la fundación de Calatrava, la refundación de Fitero en 1162, y la designación del monasterio gascón de Scala Dei como casa madre de todas ellas. Pero san Raimundo inscrito en el ADN del monasterio. Y nada mejor para demostrarlo que las armas de la Orden de Calatrava.