El monasterio de La Oliva
Fachada de la iglesia abacial
La fachada occidental de la iglesia abacial del monasterio, con su poderosa monumentalidad, responde a tres momentos estilísticos distintos. La diferencia más evidente la constatamos en la gran torre que remata el frontón con aletones sobre las naves laterales. Todo este complejo y ambicioso remate barroco de la fachada se realizó durante la primer mitad del siglo XVII. Es probable que la enorme carga de la torre obligara a macizar el rosetón central, reducido a un simple óculo.
El resto es netamente medieval, y se erigió entre los últimos años del siglo XII y la primera mitad del XIII. Sólo la portada quedó para después. Se ha situado en los primeros años del siglo XIV. Su pronunciado abocinamiento salva la enorme anchura del muro que queda ligeramente retranqueado respecto a los estribos. Destaca su imaginativa e ingenua concepción de las figuras y temas decorativos. Van de lo naturalista a lo ingenuo.
El diseño de la fachada medieval tuvo mucho recorrido en la Navarra del siglo XIII. Se organiza mediante un gran arco de descarga que refleja al exterior el perfil de la nave central. Apea sobre dos imponentes contrafuertes, a cuyos lados quedan las naves laterales, iluminada por dos fantásticos rosetones. Son los más antiguos del gótico navarro. Su tracería se organiza a partir de una flor central de seis pétalos. De ella parten 16 columnillas, asociadas a otros 16 arcos de medio punto entrelazados. Podemos situar su cronología en torno a los últimos años del primer tercio del siglo XIII. En lo sustancial, este diseño de fachada se va a repetir también en Santa María de Tudela y en San Nicolás de Pamplona.