El monumento conmemorativo en Pamplona
Monumento al Encierro
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Autor: Rafael Huerta Celaya.
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Materiales y técnica: Bronce patinado sobre plataforma de granito y hormigón armado.
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Medidas: 1.100 x 400 cm.
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Ubicación: Avenida de Roncesvalles, en su confluencia con la Avenida de Carlos III.
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Fecha de instalación: 21 de abril de 2007 (inauguración).
El monumento al Encierro, que desde el momento de su inauguración en 2007 se ha convertido en una de las principales señas de identidad de la ciudad, cuenta con un amplio recorrido histórico que da comienzo en 1991 y culmina en 2007 con la ejecución por Rafael Huerta del proyecto definitivo, en el marco del proceso de peatonalización y embellecimiento de la Avenida de Carlos III.
El conjunto escultórico está compuesto por diecinueve figuras -seis toros inspirados en el hierro de Victorino Martín, tres cabestros y diez corredores- que inmortalizan en bronce patinado una instantánea de la veloz carrera a su paso por el tramo de la Calle Estafeta, cuyo suelo adoquinado en ligera pendiente simula la superficie del monumento. El grupo recoge los diversos lances que se producen en el encierro, desde los mozos que abren la carrera y tiran de la manada, hasta los que ya han sido rebasados por ella, sin olvidar a los corredores caídos en el suelo -uno de ellos autorretrato del artista- y hacia los que derrotan los astados. Queda asentado sobre una plataforma de hormigón armado y recubierta con loseta idéntica a la del suelo de la Avenida de Carlos III.
El escultor vizcaíno Rafael Huerta pone de manifiesto su facilidad para captar un instante preciso, planteando el grupo escultórico como si de una instantánea de la carrera se tratara, cuya composición de conjunto responde a la necesidad plástica de expresar acción y ofrecer al espectador múltiples puntos de vista. A todo ello se une su capacidad técnica en el equilibrio de volúmenes, patente sobre todo en la manada de toros y cabestros; para lograr este difícil juego de masas, el artista suelda las figuras entre sí, de tal forma que mientras el grupo escultórico gana en cohesión, alcanza también ligereza plástica, mayor realismo, expresividad y tensión. Así se aprecia en una mirada de la carrera a ras de adoquín, que muestra toda la tensión de la manada en plena galopada.
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AZANZA LÓPEZ, J. J., El monumento conmemorativo en Navarra. La identidad de un Reino. Col. Panorama, nº 31, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2003.
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AZANZA, J. J., MURUZÁBAL, J. M., URRICELQUI, I. y ZUBIAUR, F. J., Guía de escultura urbana en Pamplona, Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, 2009.