Patrimonio cultural de Ororbia
Parroquia de San Julián: las pinturas murales de Juan Oliver
Las pinturas murales que decoran la cabecera fueron descubiertas en 2007, después de siglos ocultas y preservadas por el retablo mayor. Se trata de un total de dieciséis escenas organizadas en tres registros que narran la pasión, muerte y resurrección de Cristo (inferior), su nacimiento e infancia (intermedio) y parece que el juicio final (superior). Las mejor conservadas representan el santo entierro, la resurrección y las tres Marías ante el sepulcro. Entre las conservadas parcialmente o en mal estado, destaca el milagro apócrifo del rayo de sol, una iconografía poco frecuente, con Jesús niño cabalgando encima de un rayo de sol mientras sus amigos caen estrepitosamente al suelo al intentar imitarlo.
El estilo es, sin duda, el mismo que el del mural del refectorio de la catedral de Pamplona –hoy en el Museo de Navarra–, obra de Juan Oliver en torno a 1335. Este artista, formado en la corte papal de Aviñón, es considerado una de las figuras más relevantes de la pintura gótica lineal en ámbito europeo. En efecto, el sello de Juan Oliver se observa en la claridad de la composición de las escenas, los fondos de color neutro, las arquitecturas góticas a modo de enmarque, el empleo de gamas de color para mostrar volumen, la línea de dibujo ágil y preciso, y el tipo de figuras, con actitudes y gestos elegantes y unos rasgos físicos muy característicos: narices aguileñas, barbas y cabellos rizados, ojos almendrados y expresivos y labios intensamente rojos.
Estas pinturas son otro nexo de la iglesia de Ororbia con la obra del claustro y dependencias de la catedral de Pamplona, al igual que la arquitectura y la decoración escultórica. Cabe preguntarse por los motivos que llevaron a encomendar su ejecución al mejor pintor del momento y bajo un programa iconográfico culto y singular. El responsable pudiera haber sido un canónigo llamado Gonzalo Martínez de Ororbia, del que se tiene noticia en el primer cuarto del siglo XIV. Como es sabido, en la Edad Media los apellidos toponímicos servían para mostrar el origen de su portador.
El esfuerzo realizado en el estudio y restauración de las pinturas murales no se ha visto culminado con una actuación que facilite su contemplación por el público, garantizando al mismo tiempo las condiciones para evitar su deterioro. El presbiterio tiene las dimensiones suficientes para plantearse adelantar el retablo mayor y con ello crear un amplio espacio en la cabecera que permita el acceso y disfrute de los visitantes, una solución llevada a cabo en casos similares. Por el momento, solo los investigadores pueden entrar al ámbito situado detrás del retablo, donde se ha levantado un andamiaje que facilita analizar de cerca la técnica pictórica de Juan Oliver. Precisamente el hecho de permanecer in situ es lo que convierte a estas pinturas en una obra excepcional, puesto que se ha podido reconstruir paso a paso el proceso de trabajo del pintor.
ALEGRÍA SUESCUN, D., Molinos harineros de Ororbia. Estudio histórico-documental, Concejo de Ororbia, 2015.
GUIJARRO SALVADOR, P., Ororbia: mil años de historia, Concejo de Ororbia, Kybse, 2015.
MARTÍNEZ ÁLAVA, C. J., TARIFA CASTILLA, M.ª J. y LATORRE ZUBIRI, J., La iglesia de San Julián de Ororbia. Historia y restauración, Concejo de Ororbia. Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra. Graftech Ibérica, 2014.
ZUBIAUR CARREÑO, F. J., “Catálogo de miradas. La Navarra que fotografió Nicolás Ardanaz”, en Ricardo Fernández Gracia (coord.), Pvlchrvm: Scripta varia in honorem M.ª Concepción García Gainza, Gobierno de Navarra. Universidad de Navarra, 2011, pp. 838-846.
Expediente del Asilo San José: Archivo Contemporáneo de Navarra/Vivienda/1116846.