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San Miguel de Aralar

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Exterior de la cabecera del santuario

Desde el este, lo primero que llama la atención es la posición del santuario en la ladera. Se construye sobre la misma roca, con los tres ábsides en la parte más elevada del desnivel. Es un edificio compacto y alargado, sin torres ni campanarios, del que sólo destaca en altura el cimborrio, rehecho durante la restauración de los años 70 del siglo pasado.

La cabecera está formada por tres ábsides escalonados, el central notablemente más amplio, y poligonal al exterior. Su articulación es muy simple. De hecho, los tambores y paramentos son lisos, con vanos de medio punto, tres en el central y uno en cada lateral. Los aleros apean sobre canecillos, la mayor parte lisos y rehechos. Sólo media docena de los laterales conservan cabezas o formas geométricas muy perdidas.

Al sur, una puerta de perfil apuntado da acceso a un amplio pórtico cerrado que recorre todo el lateral de la nave meridional. Su presencia se justifica por la necesidad de espacios cubiertos en un entorno desapacible, rudo e inhóspito, especialmente en invierno. 

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Exterior de la cabecera del santuario

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