David, San Juanito y Zacarías

Remata la portada, sobre la exedra, un frontón triangular recto con modillones en la parte inferior de las molduras, y sendos encuadramientos rectos, con decoración de cueros recortados y cintas planas, que enmarcan tondos, sobre las pilastras que rematan las calles laterales. El primero, de gran simplicidad, está centrado por un medallón en el que se sitúa el busto del rey David, mientras que los tondos laterales inscriben en su interior las figuras de San Juan, el del lateral izquierdo, y Zacarías, el del lateral derecho. David se representa de busto, en un marcado altorrelieve, en edad madura y barbado, con el arpa alusiva a su condición de músico del rey Saúl en la mano. San Juan Bautista figura en un paisaje desértico, vestido con la piel de camello y una túnica, con pelo largo y barbado, portando con la mano izquierda la cruz y con la derecha señalando al cordero, símbolo de Cristo, que está recostado sobre el tronco de un árbol y un libro. Mientras que Zacarías está representado como un profeta del Antiguo Testamento, sosteniendo una filacteria en las manos, e inscrito en un paisaje similar al de san Juan.

La figura del rey David es también una imagen habitual en la iconografía cristiana, sobre todo como antepasado de la Virgen y Jesús, siendo una de las prefiguraciones de Cristo. Igualmente, la figura de san Juan Bautista hay que ponerla en relación con la de Jesús, ya que fue su precursor, mientras que Zacarías aparece como representante de los profetas del Antiguo Testamento. Todos ellos proclamaron y anunciaron la venida de Cristo y cómo a través de su sacrificio la humanidad alcanzaría la redención, aunados de manera simbólica en estas figuras, que representan al Antiguo y Nuevo Testamento.