Viana, una casa de evocación francesa

Viana no contó con casa consistorial propia hasta bien entrado el siglo XVII. Desde la Edad Media las reuniones se celebraban en diferentes estancias, civiles y religiosas, incluyendo las propias casas de alguno de sus integrantes. En 1586 se adquirió una vivienda particular como medida coyuntural, pero no fue hasta el 13 de julio de 1657 cuando se planteó la construcción de un nuevo edificio para la reunión de las juntas, aunque el proyecto fracasó por la poca profundidad de los cimientos. Los servicios municipales al castillo de la villa duraron casi tres décadas.

Tras sucesivas subastas, las obras finalmente se adjudicaron –junto a las del balcón de toros– a los franceses Santiago y Juan de Raón, y a los vianeses José González de Saseta y Bernardo Murillo, quienes el 16 de agosto de 1684 se comprometieron a ejecutar la nueva casa por 4.240 ducados, realizándose la tasación final en 1692.

La casa consistorial se edificó en la Plaza Mayor, hoy Plaza de los Fueros, lugar de confluencia de las vías principales y parte esencial de la vida social de la ciudad. Por dentro se disponía de la siguiente forma, atendiendo a las necesidades de la época: sala de juntas, audiencia, oratorio, archivo, cárcel y pescadería.

La fachada principal, construida en piedra de sillar, es armónica y sobria, siguiendo los presupuestos del barroco francés, mucho más racional y clásico que lo que se estilaba en tierras hispanas. Se compone de una estructura de siete vanos rectangulares y balcones que se asientan sobre los soportales. Articulados en siete arcos de medio punto, apean en pilares de planta cuadrada y pilastras lisas que dan paso a tres accesos con marcos adintelados y orejetas en las esquinas.

En el segundo cuerpo están situados los susodichos vanos, articulados en tres balconadas y separados por pilastras estriadas que dan paso a un friso liso, decorado solamente con triglifos. Remata el conjunto una balaustrada con jarrones, truncada en el centro mediante un decorativo escudo con las armas españolas, datado en 1688 y remodelado en 1767, que remata en corona real y cruz. A sus pies hay dos leones echados con las zarpas delanteras sobre bolas, y a los lados cabezas de querubines, roleos y dos niños subidos en pedestales que sostienen las divisas vianesas. En cada ángulo emerge una torrecilla de ladrillo, con balcones de medio punto y óculos. Ambas rematan en chapitel con bola, veleta y cruz, y compensan la horizontalidad de la edificación.

Al interior, una amplia escalera de tres tramos con su correspondiente forjado conduce al primer piso y deja espacio a una imponente caja que se corona con una elegante cúpula semiesférica sobre pechinas. El edificio fue restaurado íntegramente en 1983 para adaptarse a las necesidades de la villa.