Introducción

El conjunto monumental de Santa María de Roncesvalles, situado a los pies de uno de los más importantes pasos del Pirineo, constituye ejemplo singular a nivel europeo de la relevancia histórica que tuvieron los grandes hospitales medievales. Alcanzó su máximo esplendor con el desarrollo del Camino de Santiago, puesto que en los llamados Puertos de Cisa confluían tres de las cuatro principales vías jacobeas descritas en el Liber Sancti Iacobi. Aunque se conoce la existencia de edificios asistenciales previos en Ibañeta y Burguete, la fundación de la institución se remonta a la primera mitad del siglo XII, a instancias del obispo de Pamplona Sancho de Larrosa, quien contó con el apoyo del rey Alfonso I el Batallador.

Ya en la segunda mitad del siglo XII consta la existencia de un gran edificio hospitalario, del que apenas conservamos a la vista un largo muro tardorrománico. Se edificó a continuación la capilla del Espíritu Santo, singular carnario o sepultura comunitaria que facilitó el enterramiento de los peregrinos desde el entorno de 1200.  A principios del siglo XIII Sancho VII el Fuerte impulsó la construcción de la iglesia, escogida por dicho monarca como lugar de enterramiento. Poco a poco nuevas fábricas fueron completando un conjunto excepcional: la capilla de Santiago del siglo XIII, un hermoso claustro en el siglo XIV (hundido por el peso la nieve hacia 1600), la capilla aneja de San Agustín, de la misma centuria, y otras dependencias canonicales. La rudeza del clima y el devenir de la historia determinaron la sustitución de cierto número de edificios: el gran hospital fue reedificado una y otra vez, circunstancia que igualmente afectó a las casas de las dignidades eclesiales (prior, canónigos y beneficiados) y otros habitantes del lugar. La hermosa iglesia gótica también sufrió drásticas modificaciones en época moderna, hasta perder su carácter medieval. Una restauración bienintencionada pero excesiva de la primera mitad del siglo XX fue seguida décadas después por actuaciones más respetuosas que le han conferido el carácter que hoy presenta.

La Colegiata custodia un riquísimo patrimonio mueble. La imagen gótica de Santa María es obra cumbre de la escultura europea de su tiempo. Las tapas del evangeliario y el relicario llamado Ajedrez de Carlomagno son solo dos piezas singulares de un tesoro que merece visita detenida. Porque Roncesvalles es uno de los grandes lugares de Europa. Aquí se funde la histórica campaña hispana del Carlomagno con los pasajes literarios de la Canción de Roldán, y el culto a la Reina del Pirineo con el secular tránsito jacobeo, que sigue atrayendo peregrinos de todo el orbe en los inicios del siglo XXI.