Roncesvalles
Por Javier Martínez de Aguirre Aldaz
Claustro y Capilla de San Agustín
Al sur de la iglesia hubo un claustro gótico inspirado en el de la catedral de Pamplona, que se hundió bajo el peso de la nieve en 1600. Las trazas del nuevo se encargaron en 1605 a Juan de Aranegui y Oyarzun. La construcción fue iniciada en 1615. El recurso a arcos apuntados y la sensación de pesadez arcaizante puede explicarse por la reutilización parcial de elementos antiguos y por la necesidad de resistir frecuentes e intensas nevadas. Conecta con el estilo herreriano en detalles como los capiteles reducidos a simples molduras y el desarrollo de sobrios contrafuertes rectangulares. En 1930, a consecuencia de una intervención en el zócalo, aparecieron nichos medievales que fueron puestos al descubierto. Junto a la puerta de acceso a la escalera de la sobrebóveda de San Agustín se localiza la lápida sepulcral del caballero Fernando de Ayanz (†1393).
No se vio afectada por el hundimiento de 1600 la gran capilla de San Agustín, también llamada capilla real, torre o sala capitular. Ocupa el lugar central de la panda oriental, donde generalmente se situaban las salas capitulares, por lo que hemos de pensar que aquí también pudo haber tenido este uso. Fue empleada como espacio para sepultura de miembros del cabildo. Se trata de una construcción aproximadamente cuadrada de notables dimensiones: unos 12 m de lado por 21 de altura, con capillita que sobresale a oriente, en cuyo pavimento se encuentra la lauda funeraria del prior Juan Ibáñez de Viguria (1327-1346). La capilla de San Agustín fue cubierta con bóveda de terceletes. Preside la clave central la representación de la Virgen María lactante con el Niño Jesús entre ángeles; las secundarias muestran a san Pedro, san Pablo, Santiago y san Juan Bautista. La vidriera del muro sur representa la intervención de Sancho VII en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Fue confeccionada por la casa Maumejean de Madrid en 1908.
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