Sacras

Conjunto de dos sacras de perfil rectangular, y contorno recortado y mixtilíneo, de proyección vertical, asentadas sobre sendas patas en forma de voluta vegetal. Se articulan mediante una gran cartela central mixtilínea fileteada por una gruesa moldura convexa compuesta por volutas en ce contrapuestas, donde están incisos los textos litúrgicos correspondientes: Lavabo y Último Evangelio. Ambas piezas presentan una exuberante decoración articulada por medio de rocallas, tanto simples como en abanico, y elementos vegetales que recubre por completo las orillas de las mismas, y que enmarcan el campo central con las inscripciones. Esta decoración se complementa con una rica iconografía, dispuesta en cartelas de línea sinuosa, unidas entre sí por una cadena calada y sobrepuesta, alusivas a las armas heráldicas de Navarra, paralela al perfil del campo. De esta forma, en la parte superior se sitúan San Fermín y San Francisco Javier, compatronos de Navarra, enmarcando el emblema de las Cinco llagas, adoptado por el regimiento pamplonés en 1599. En la parte media los escudos de Pamplona y Navarra, y centrando la parte inferior la figura de San Saturnino. Tanto las placas de San Fermín y San Francisco Javier, como la figura de San Saturnino y las cadenas que integran los escudos de la capital y del reino, al igual que la que une dichas cartelas, están realizados en plata sobredorada, buscando de esta forma un efecto de riqueza plástica en base a los contrastes cromáticos entre la plata dorada y en su color, lo cual se complementa con el vidrio de color verde que sustituye a la esmeralda de las armas de Navarra. Todo ello en unas obras de perfiles quebrados y sinuosos, que le otorgan un movimiento contenido.

Ambas piezas presentan estampadas la doble marca preceptiva en Pamplona, la de localidad, una doble P coronada, punzón de la capital navarra, y la de autoría, YAVAR, correspondiente con una de las marcas utilizadas por el platero pamplonés José de Yabar (1713-1777), hijo del también maestro Hernando de Yabar (1671-1725), con quien se formó en un primer momento, pasando posteriormente a terminar su aprendizaje en el taller del platero zaragozano José de Godoy, donde estuvo seis años. Este artífice obtuvo el grado de maestro platero en 1728, con el dibujo de una pila de agua bendita, de bello diseño, muy correcta en el trazo y profusamente decorada con motivos vegetales. Utilizó dos tipos diferentes de marca personal, parece ser que indistintamente, sin que una sustituyese a la otra en el tiempo, por un lado una cabeza con yelmo, y por otro su apellido dispuesto en una sola línea y en letras mayúsculas, tal y como figura estampada en las sacras aquí estudiadas. Numerosas son las obras de José de Yavar que han llegado hasta nuestros días, todas ellas religiosas, salvo un azafate de colección particular. Estas sacras fueron realizadas por encargo del ayuntamiento de Pamplona, patrono de la capilla de San Fermín, siendo entregadas en 1774 por el también platero Pedro Antonio de Sasa, quien, casado desde 1772 con una sobrina de Yabar, compartía el taller con dicho maestro. Las sacras tuvieron un coste de mil doscientos noventa y cuatro reales y trece maravedíes, precio en el que también estaban incluidas las hechuras de las piezas y sesenta y siete onzas de plata que se emplearon en su ejecución, no habiéndose conservado el juego completo, ya que falta la pieza central, habitualmente de mayor tamaño que las laterales.