Fachada de la Catedral de Pamplona
La controversia de los capiteles
La concisión del diseño de Ventura Rodríguez hizo que multitud de detalles tuviesen que ser interpretados por su ejecutor, Santos Ángel de Ochandátegui. Esto fue aprovechado por otros maestros de obras locales e incluso por sus subordinados para criticar duramente el modo en el que estaba dirigiendo la obra. En 1790 las denuncias de la mutilación que tuvo que realizar a los capiteles corintios para poder situarlos sobre las columnas suscitaron la desconfianza del cabildo. Detrás de estos ataques se escondía la envidia y el rencor hacia un arquitecto foráneo, cuya valía le había llevado a hacerse con los principales encargos de aquel momento. El cuestionado no era el proyecto ni su nuevo lenguaje, sino su ejecutor. El reconocimiento de las obras en 1791 por Manuel Martín Rodríguez, Director de arquitectura de la Academia y sobrino de Ventura Rodríguez, disipó los temores del cabildo y Ochandátegui continuó al frente de las mismas hasta su culminación en 1800. No sucedió lo mismo con el proyecto de traída de aguas, pues de las críticas se pasó a la persecución y a los insultos, hasta el punto de suspenderse las obras por unos años.
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