Santa María de Ujué

La imagen titular del santuario, Nuestra Señora de Ujué, es una talla de madera forrada de chapas de plata datable en la segunda mitad del siglo XII. Responde al modelo de Sedes Sapientiae o Trono de la Sabiduría, en el que María sirve de trono a su hijo. Siguiendo la división entre este tipo de vírgenes en Navarra, deriva del grupo de Pamplona e Irache, con las que comparte además el recubrimiento de láminas de plata. Se trata de una imagen sedente, de gran hieratismo, en el que María mira al frente con los brazos doblados en ángulo recto en posición paralela, enmarcando, pero sin tocar, a Jesús, que se sienta en el regazo de su madre y mira también al frente, hacia el espectador, sin que haya contacto entre ambas figuras. Entre ellos no hay representación de vínculo afectivo, y la deshumanización con la que se representan enfatiza el hecho de que María sirve de trono no a su hijo, sino a la representación de la segunda de las personas divinas, que personifica la sabiduría. Adosados al trono en el que se sienta la Virgen se disponían cuatro relieves imitando sellos con las figuras del Pantocrator y la Virgen de Rocamador y seis escudos pintados en vidrio imitando esmaltes, cuatro con las armas de Francia y dos con las de Navarra, hoy en día reaprovechados en la nueva disposición. La imagen fue sometida a una amplia restauración en 1952, fecha de su coronación canónica, en la que se le añadió el respaldo de plata en su color y dorada, cuyo autor fue el orfebre madrileño Juan José García (1893-1962)