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La catedral de Tudela: el edificio medieval

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El claustro románico: galerías septentrional y oriental

La narración comienza por el pilar de la esquina noroccidental. Allí se ha identificado, aunque no con total consenso entre los estudiosos, el tema de los pretendientes de la Virgen María, que pudo estar seguido por el anuncio del ángel y la visitación (ambas escenas no se conservar en la actualidad). No hay dudas, en cambio, en la escena de la Natividad, con María recostada, el Niño en el pesebre, san José dormido y el ángel que se le aparece en sueños. Viene a continuación, sobre tres columnas, la adoración de los Reyes Magos y el anuncio y adoración de los pastores, y en el doble inmediato, la presentación en el templo con María, Simeón y un nutrido grupo de acompañantes. En el capitel roto emplazado a su lado tendrían que estar representados el segundo sueño de José, la matanza de los inocentes y la huida a Egipto, pero lamentablemente la cesta original no ha llegado a nuestros días.

Las representaciones de la vida pública de Jesucristo no se prodigan. Reconocemos las Bodas de Caná en un capitel sobre dos fustes. El Bautismo de Cristo y la predicación de san Juan Bautista se reparten el pilar central (en una cesta muy restaurada; concretamente, el personaje de Jesús, una masa en la que se esbozan los rasgos básicos del protagonista, responde a una intervención del siglo XX). El capitel triple que sigue quizá acogió las tentaciones de Cristo, pero tampoco ha llegado a nuestros días. El situado a continuación ha sido alabado tradicionalmente como una de las piezas más señaladas del claustro, debido a la naturalidad con que el artista tradujo en piedra los detalles de la resurrección de Lázaro. Concretamente, se ha llamado la atención sobre el gesto de varios asistentes de llevarse la mano a la nariz, con lo que dan forma visual a la frase “Señor, ya huele; es el cuarto día” con la que Marta se dirigió a Jesús, frase que servía para disipar dudas acerca de si realmente Lázaro había fallecido. Otras disposiciones de los participantes son igualmente significativas: las hermanas del difunto arrodilladas ante el Señor, el gesto con el índice por parte de Jesucristo, la incorporación del cadáver envuelto en las sábanas mortuorias, etc. Este cúmulo de detalles revela el conocimiento por parte del maestro de figuraciones del milagro arraigadas en la tradición bizantina.

El último capitel triple antes del pilar nororiental está dedicado a la Entrada en Jerusalén, igualmente rica en detalles, como el personaje de la esquina que se inclina para quitarse una prenda con intención de arrojarla al paso del Salvador, acción completada por quien le precede. Con esta escena comienza el ciclo de la Pasión, que en Tudela recibe un desarrollo particular. En el pilar nororiental se ve, en primer lugar, la deliberación del consejo de los sacerdotes y los fariseos que convinieron en matar a Jesús en beneficio del pueblo judío. Le sigue el pasaje en que Judas acepta las monedas a cambio de traicionar a su Maestro, con el anecdótico pormenor del demonio que susurra al oído del felón. Los otros dos capiteles del pilar resumen la cena pascual: en uno Jesús se arrodilla para lavar los pies a san Pedro, quien lleva su mano derecha a la cabeza en alusión a la frase que le atribuye el evangelio de Juan (“Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza”); en el otro, san Juan se recuesta en el hombro de Jesús, quien alarga la mano para dar a Judas el bocado que acababa de mojar, con lo que identificaba al traidor ante los demás discípulos.

En las columnas de la galería oriental se suceden los principales episodios de la Pasión. En la oración en el huerto de los olivos unos discípulos se ven reclinados y otros completamente dormidos, para ajustarse a lo contado por los evangelistas. En el prendimiento están figurados tanto el beso de Judas como un gran número de acompañantes pertrechados con todo tipo de armamento (escudos de distintas formas, espadas, palos, hachas, etc.) y el corte de la oreja de Malco por san Pedro. Aunque falta el capitel de la Crucifixión, por fortuna se han conservado otros con pasajes no tan habituales, como la petición de permiso, por parte de José de Arimatea, para enterrar el cuerpo de Jesús, seguido por el entierro propiamente dicho, en una bonita composición en que Nicodemo y José extienden el cuerpo amortajado encima de un sarcófago sobre columnas, situado delante de un árbol de ramas entrelazadas y adornado con un patrón romboidal, a la manera de sepulcros de época románica. Tampoco se prodiga mucho la escena de la petición de los judíos a Pilato para que mandase a la guardia velar delante del sepulcro. En otra cara de la misma cesta se ve el sellado del sarcófago y la colocación de los soldados.

Ocupan el pilar central de la galería oriental dos escenas alusivas a la Resurrección. Por una parte, la tan reiterada visita de las tres Marías al sepulcro, que encuentran abierto y vacío, como prueba la sábana mortuoria que asoma por el borde del sarcófago y la tapa ligeramente inclinada. Al otro lado se despliega un interesante descenso al limbo donde Jesucristo, victorioso sobre la muerte, agarra con su mano derecha el brazo de Adán, que se deja llevar con cara apesadumbrada. A sus espaldas, Eva y otros personajes esperan la salvación. Vienen luego las apariciones a las Marías, a la Magdalena, a un apóstol, a los discípulos de Emaús, en un capitel muchas veces reproducido para ilustrar las peregrinaciones medievales, y a los apóstoles, enviados luego a predicar el evangelio. Los cuatro capiteles del pilar sureste figuran la Ascensión (con los apóstoles y la Virgen mirando hacia arriba) y Pentecostés, complementados con dos relieves de gran tamaño de Jesucristo situados en la parte superior del propio pilar.

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aula_abierta_itinerarios_42_bibliografia

MARTÍNEZ ÁLAVA, C. J., Del románico al gótico en la arquitectura de Navarra. Monasterios, iglesias y palacios, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2007.

MELERO MONEO, M.ª L., La catedral de Tudela en la Edad Media. Siglos XII al XV, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2008.

MELERO MONEO, M.ª L., Escultura románica y del primer gótico en Navarra y Aragón: miscelánea de estudios, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2012.

VV.AA., La catedral de Tudela, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2006.