La catedral de Tudela: el edificio medieval
Por Javier Martínez de Aguirre
Las portadas del transepto
En sus primeras décadas de existencia, el acceso a Santa María de Tudela se hacía por las dos puertas abiertas en los brazos del transepto. La más antigua es la meridional. Consta de tres columnas a cada lado, que sostienen arquivoltas decoradas con esquematizaciones vegetales y geométricas (líneas en zigzag, retícula romboidal, roleos, palmetas, etc.) de tratamiento marcadamente plano. Carece de tímpano. Los seis capiteles despliegan historias neotestamentarias, unas evangélicas y otras basadas en los Hechos de los Apóstoles, algunas de las cuales ensalzan la figura de san Pedro. Empezando por la izquierda del espectador, en el primero vemos cómo Jesucristo entrega una gran llave al príncipe de los apóstoles, escena que visualiza el tema de la fundación de la Iglesia. Viene a continuación, en el segundo capitel, un banquete bajo dos arcos. La presencia de una joven postrada que acerca sus largos cabellos a los pies de Jesucristo lleva a pensar en la llamada unción de Betania, cuando María enjugó con su cabellera el perfume de nardo puro que acababa de verter sobre los pies del Maestro en agradecimiento por haber resucitado a su hermano Lázaro. Podría ser igualmente la cena en casa del fariseo Simón narrada por san Lucas, pasaje que cuenta cómo una pecadora pública derramó lágrimas y perfumes sobre los pies de Cristo, los besó y los secó con sus cabellos. El tercer capitel presenta a san Pedro salvado de perecer ahogado cuando, llamado por Jesús, intentaba caminar sobre las aguas del mar de Galilea. A su lado, tres discípulos reman en el interior de una barca.
Los capiteles de la derecha muestran, en primer lugar, la curación del tullido por san Pedro y san Juan en la Puerta Hermosa del Templo de Jerusalén, descrita en los Hechos de los Apóstoles. Le sigue, con buena parte de la superficie esculpida perdida, la predicación que san Pedro llevó a cabo a continuación en el pórtico llamado de Salomón. El tercer capitel ha sido interpretado por Marisa Melero como el diálogo de los sacerdotes de Jerusalén que finalmente decidieron prender a ambos apóstoles para interrogarles.
Aunque realizados en una misma campaña, se ha observado que los capiteles de la derecha muestran más calidad que los de la izquierda y que denotan mayor cercanía a la magnífica escultura del claustro, tanto en las composiciones como en el tratamiento de las figuras, la volumetría, los detalles de la indumentaria, etc. En los de la izquierda, con mayor número de personajes y, en consecuencia, más abigarrados, se ha criticado la menor habilidad en la composición y el tratamiento de las figuras, que resultan menos rotundas y proporcionadas. Unos y otros han sido fechados en la última década del siglo XII.
La puerta septentrional ostenta una composición nítidamente distinta, puesto que fue proyectada con arcos ligeramente apuntados y tímpano carente de relieves. La distribución de motivos es similar: tres arquivoltas con diseños vegetales y geométricos sobre seis capiteles historiados. Los situados en el lado este, a la izquierda del espectador, están dedicados a la historia de san Juan Bautista. Se reconoce con facilidad en el interior la escena del bautismo de Cristo en el río Jordán, acompañado de un ángel; más dificultad de identificación, por el deterioro de la piedra, ofrecen el central, con el baile de Salomé ante el rey Herodes y sus acompañantes sentados a la mesa del banquete, y el exterior, en el que actualmente solo la cabeza decapitada del santo conserva los detalles de la superficie original; las figuras que la flanquean están muy perdidas (serán el verdugo, Salomé y su madre Herodías). Al otro lado, los capiteles de la derecha están dedicados a san Martín: el del interior ofrece la escena más habitual de la vida del santo, cuando partió su capa para atender a un pobre casi desnudo; en el central, Jesucristo, reconocible por el nimbo crucífero y flanqueado por ángeles orantes, muestra el fragmento de capa que le había entregado san Martín; en el exterior, un obispo mitrado, es decir, el santo protagonista, ocupa la esquina, acompañado por suplicantes y acólitos. El complemento figurativo incluye, asimismo, una pareja de ménsulas a cada lado soportando el tímpano. En las superiores fueron representadas parejas de hombres y leones (en una el varón intenta desquijarar a la fiera, como hizo Sansón, mientras en la otra lo sujeta por una garra y por el hombro). En las inferiores vemos dos personajes, uno sentado y otro en cuclillas, que elevan las manos como si estuvieran sujetando algo, a manera de atlantes.
También en esta portada los diseños de escenas y las formas de los personajes atestiguan una dependencia de los capiteles del claustro. Se ha considerado ligeramente posterior a la meridional, por lo que se le asigna una datación en los primeros años del siglo XIII.
MARTÍNEZ ÁLAVA, C. J., Del románico al gótico en la arquitectura de Navarra. Monasterios, iglesias y palacios, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2007.
MELERO MONEO, M.ª L., La catedral de Tudela en la Edad Media. Siglos XII al XV, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2008.
MELERO MONEO, M.ª L., Escultura románica y del primer gótico en Navarra y Aragón: miscelánea de estudios, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2012.
VV.AA., La catedral de Tudela, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2006.