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La catedral de Tudela: el edificio medieval

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Los capiteles románicos del interior

Llama la atención el juego de variaciones sobre un mismo tema observable en los capiteles de las capillas. Su repertorio vegetal, de un tipo de hojas novedosas en su tiempo para el ámbito navarro, se anima en ocasiones con bolas en los ángulos. Está muy apartado de las esquematizaciones de hojas hendidas y palmetas de tradición languedociana-compostelana que habían predominado en los dos primeros tercios del siglo XII. En la cabecera de Santa María de Tudela triunfan las hojas de acanto, con entrantes y salientes lobulados tallados con esmero, a veces ornamentados mediante orificios de trépano. Antecedentes de los diseños tudelanos se localizan, por ejemplo, en la portada occidental de la catedral de Chartres y en la cabecera de Saint-Denis, junto a París. Diseños más cercanos se observan en la catedral de Sigüenza.

Los pilares y las pilastras de las naves presentan capiteles considerablemente distintos. Unos son todavía deudores de motivos presentes en la cabecera de la iglesia y del claustro, pero incorporan novedades en las proporciones de las cestas y en los temas representados. Destacan los pilares del crucero, con parejas afrontadas de mulos o burros con ronzal que caminan ante un fondo de hojarasca, motivo poco frecuente en la figuración románica. Los eruditos locales los relacionaron con la montura del rey Sancho el Fuerte en la batalla de las Navas de Tolosa; sin embargo, resulta mucho más atinada la propuesta de Faustino Menéndez-Pidal, quien demostró que los mulos se correspondían con el emblema familiar de uno de los linajes patricios más destacados de la Tudela medieval, los Baldovín, como se aprecia en sus sellos de suscripción de documentos y en algunos sepulcros. Quizá su presencia responda al deseo de dejar memoria de quienes contribuyeron de manera significativa a la financiación del templo (Guillem Baldovín figura en un documento de 1178 como fiador del cabildo).

Otros capiteles de esos mismos pilares se adornan con hojas perladas y los hay también con parejas de aves afrontadas, motivo muy repetido en los repertorios románicos. En este caso es muy dudoso que tengan el sentido emblemático propuesto por algunos historiadores, ya que las águilas de los miembros de la familia de l’Aigle, que fueron señores de Tudela, aparecen siempre explayadas en los signos de suscripción y sellos de validación, mientras en los capiteles de Santa María de Tudela están figuradas de lado, con cuerpo grueso y patas en acción de caminar. También vemos animales fantásticos, híbridos, con cabeza de dragón y cola enroscada, en ocasiones flanqueando a personajes masculinos sentados, que recuerdan al tema legendario de la ascensión de Alejandro Magno entre los grifos. En otros, los humanos están de pie y se afanan en sujetar a los dragones por el cuello.

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aula_abierta_itinerarios_42_bibliografia

MARTÍNEZ ÁLAVA, C. J., Del románico al gótico en la arquitectura de Navarra. Monasterios, iglesias y palacios, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2007.

MELERO MONEO, M.ª L., La catedral de Tudela en la Edad Media. Siglos XII al XV, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2008.

MELERO MONEO, M.ª L., Escultura románica y del primer gótico en Navarra y Aragón: miscelánea de estudios, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2012.

VV.AA., La catedral de Tudela, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2006.