Introducción

El monasterio cisterciense de "Santa María de la Caridad" de Tulebras fue fundado por el rey García Ramírez el año 1147 y a lo largo de su historia siguió gozando de numerosas donaciones y privilegios por parte de príncipes, reyes y papas. Como primer monasterio femenino de la orden del Císter en la península fue la cabeza de otras fundaciones como son las de Perales, más tarde Santa Ana de Valladolid, Gradafes, Cañas, Vallbona, Las Huelgas y Trasovares entre otras.

El estar ubicado en un espacio fronterizo, en el que eran frecuentes los enfrentamientos, determinó que sus bines no fuesen muy abundantes y que el complejo monástico sea de reducidas proporciones contrastando con los grandes monasterios masculinos de la orden en Navarra –Fitero, La Oliva e lranzu-. Pese a esto, no deja de advertirse características propias de los cenobios del Císter como son la falta de ornamentación, la carencia de elementos superfluos y la adusta desnudez de los paramentos; no debía haber nada que distrajese a las monjas como escultura, pinturas y cromáticas vidrieras.

Las abadías cistercienses respondían a un vasto programa constructivo que comprendía instalaciones tan diversas como la hospedería, la enfermería, el molino, el palomar, la granja, los talleres y todo aquello que prestara servicio a una comunidad autosubsistente. Naturalmente, el núcleo monacal en si lo componían el templo y las dependencias residenciales. Todas ellas componían lo que se denominaba un cuadrado monástico que solía estar integrado por: la iglesia, claustro, sala capitular, dormitorio de las monjas, hospedería y refectorio.