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Santuario de Nuestra Señora de Codés

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La expansión de una devoción: el primer milagro de Nuestra Señora de Codés

A pesar de los orígenes inciertos o legendarios de la imagen, fue a partir de la Edad Moderna cuando parece que la devoción a la Virgen de Codés se acrecentó, especialmente desde el siglo XVI, convirtiéndose en un importante centro de peregrinación para las gentes de la Merindad de Estella, pero también castellanas (alavesas y riojanas). Para ello resultó fundamental un hecho narrado por Amiax en su obra: el primer milagro atribuido a Nuestra Señora de Codés.

Dicho milagro se corresponde con una tradición que ha llegado hasta nuestros días y que año tras año rememora la cofradía de San Juan de Torralba del Río el 24 de junio. Narraba Amiax que en 1523 había cerca de Cábrega, en la Berrueza, unos bandoleros que robaban y asaltaban los pueblos de la zona. Se guarecían en el castillo de Monicastro o Malpica y su cabecilla era Juan Lobo. Los vecinos se defendían a través de la mencionada cofradía que, al toque de campana, reunía a sus miembros para perseguir a los malhechores. En una ocasión los bandidos desvalijaron a un hombre y se lo llevaron preso al castillo, imponiéndole unas tablas gruesas a modo de grilletes. Mientras permaneció allí, el prisionero se encomendaba a la Virgen de Codés, y así un día se obró el milagro: apareció dormido a las puertas de la ermita de Codés, donde lo hallaron unos pastores que lo despertaron y conocieron su historia. Los grilletes fueron colgados allí a manera de exvoto y desde entonces hubo ermitaño en aquel lugar que, extendida la noticia, comenzó a recibir peregrinos, arrancando definitivamente la devoción a Nuestra Señora de Codés. De manera paralela los bandoleros fueron apresados y Juan Lobo murió de una lanzada asestada por el caballero Mosén Pedro de Mirafuentes, vecino de Otiñano. Precisamente este episodio legendario es el que todos los años la misma cofradía conmemora persiguiendo a Juan Lobo. Lógicamente con el tiempo, como es propio del patrimonio inmaterial, se han ido mezclando elementos religiosos (aurora, misa y procesión), con otros festivos como los bailes y la gastronomía.

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La expansión de una devoción: el primer milagro de Nuestra Señora de Codé

aula_abierta_itinerarios_27_bibliografia

AMIAX, J. de, Ramillete de Nuestra Señora de Codés, Pamplona, Por Carlos Labayen, 1608.
Historia de Nuestra Señora de Codés. Sencillos apuntes sobre Codés, Logroño, Cofradía Administradora del Santuario de Nuestra Señora de Codés, 1939.

ANDUEZA UNANUA, P, “El Santuario de Nuestra Señora de Codés: historia, arte y devoción”, en FELONES MORRÁS, R. (coord.), En montes y valles. Santuarios en Tierra Estella, Estella, Cofradías de Nuestra Señora del Puy, Nuestra Señora de Codés y San Gregorio Ostiense, 2017, pp. 52-65.

AZANZA LÓPEZ, J. J., Arquitectura religiosa del Barroco en Navarra, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1998.

GARCÍA GAINZA, M. C. y otros, Catálogo Monumental de Navarra. Merindad de Estella II**, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1983.

ITÚRBIDE DÍAS, J., Entre el Renacimiento y el Barroco: Ramillete de Nuestra Señora de Codés, Pieza del mes. Cátedra de Patrimonio y Arte navarro, 2016.

ORDOÑEZ, V., Santuario de Codés, Colección Temas de Cultura Popular nº 343, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1984.

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