Casino Eslava

Proyecto: marzo 1931

Inauguración: 17 diciembre 1932

Ubicación: Plaza del Castillo, 16

Emplazado en pleno corazón de la ciudad, en la plaza del Castillo, el Casino Eslava es una de las obras más modernas de Víctor Eusa, al emplear en él soluciones propias de las vanguardias europeas. Si bien sucesivas reformas le han hecho perder gran parte de su aspecto original, todavía es posible percibir la impronta de modernidad que introdujo el arquitecto pamplonés en el conjunto.

Todo el proyecto es, además, un desafío a las estrecheces impuestas por el solar, con una distribución del programa por alturas que se desarrolla en siete plantas coronadas por una terraza, desde el bar de los porches de la plaza hasta la vivienda superior del conserje; y, entre ambos, los salones de fiestas, las salas de billares y juegos, y la biblioteca y oficina.

Es precisamente esta distribución vertical del espacio la que otorga el protagonismo a la escalera como elemento vertebrador. Su disposición y forma ovalada exhiben un dinamismo integrador, al ascender con un trazado helicoidal en torno a dos pilares cilíndricos que arrancan del sótano y alcanzan la cubierta, manifestando un movimiento ascensional continuo, sin descansillos intermedios. En la coronación, la escalera se enrosca a uno de los pilares para emerger en la terraza bajo una linterna circular que proporciona iluminación. En origen, los salones se abrían directamente a la escalera, creando una secuencia de espacios fluidos profusamente decorados con motivos art-decó. El dinamismo domina todo el edificio gracias al empleo de la línea curva, tanto en elementos arquitectónicos como ornamentales y de mobiliario, concebidos con carácter integral.

La modernidad del interior se traslada a la fachada exterior, caracterizada por su sobria composición de grandes ventanas horizontales, abiertas a la plaza a través de balconadas. Pese a las alteraciones sufridas en su carpintería, se conserva la fachada de la planta baja, decorada con un revestimiento de chapa de cobre, material muy novedoso en la época con reminiscencias nórdicas y cierto carácter lujoso, sensación a la que contribuyen los remaches de notable elegancia.