Edificio para la Sociedad “La Vasco Navarra”

Proyecto: febrero 1924

Ubicación: Avda. San Ignacio, 7 / Avda. Roncesvalles

La sociedad de seguros “La Vasco Navarra”, fundada en 1900 en un piso de la calle Mercaderes, conoció dos emplazamientos sucesivos en la plaza del Castillo y en Navas de Tolosa, antes de decidir construir su sede central en el recién estrenado Ensanche pamplonés.

El edificio destinado a la aseguradora fue un encargo significativo para Víctor Eusa, al tratarse de la sede de una importante firma que se iba a levantar en un solar señalado de la trama urbana del Ensanche, en la confluencia entre las avenidas de Roncesvalles y San Ignacio. El joven arquitecto pamplonés concibió una construcción que parte de los postulados del academicismo, pero incorpora a su vez algunos rasgos que caracterizarán su estilo personal: la arquitectura árabe, presente en los huecos de las plantas baja y cuarta que le otorgan cierto carácter orientalista, y la arquitectura de la Sezession vienesa, con su gusto por la decoración geométrica. Asimismo, la fusión de arquitectura y escultura no obedece a una moda pasajera, sino que forma parte del concepto integral que tiene Eusa de su oficio.

La planta baja fue destinada a albergar las oficinas de la sociedad y las cuatro plantas siguientes a viviendas, que posteriormente serían ocupadas por oficinas. Al exterior adquiere sensación de dinamismo gracias al carácter ininterrumpido de la fachada, que se despliega sin solución de continuidad en el chaflán. Se alternan en sus sucesivos cuerpos miradores volados sobre grandes ménsulas, correspondientes a las estancias principales, con paños rehundidos en los que se abren los balcones de las habitaciones. En su configuración original, coronaba la esquina una estatua de Atenea, diosa griega de las artes y la sabiduría, en lo que supone el inicio de un productivo diálogo entre el arquitecto y el escultor pamplonés Ramón Arcaya (1895-1943), en la línea del que entablaron el arquitecto vienés Otto Wagner y el escultor Othmar Schimkowitz en gran parte de los edificios del primero. En 1943, el propio Eusa añadió una planta más y modificó el coronamiento, sustituyendo la diosa griega por un pequeño chapitel neoherreriano, conforme al lenguaje entonces imperante. El chaflán que caracteriza este edificio estará presente en otros conjuntos diseñados por el arquitecto pamplonés.

Como detalle significativo, Eusa concibió “La Vasco Navarra” teniendo muy presente la idea germánica de la “obra de arte total”, al proyectar igualmente la decoración interior y el mobiliario de las oficinas, en el que las formas de las sillas y butacas aludían a las de los huecos de la fachada. Al exterior, el edificio, en su diseño original, albergó interesantes detalles decorativos, conservándose las vidrieras originales de carácter geométrico.