Basílica de San Ignacio de Loyola
Por Ricardo Fernández Gracia
Desde la expulsión de los jesuitas a nuestros días
Tras la salida de los jesuitas, la basílica quedó bajo la jurisdicción de la parroquia de San Nicolás. En 1783 hubo intentos de derribo para la construcción de un jardín botánico y en 1886 para hacer un lavadero público. En 1890 se restauró y pavimentó bajo proyecto del arquitecto Ángel Goicoechea. En 1891 se entregó a los Redentoristas y desde 1915-1917, tuvo que aguantar nuevos intentos de derribo, que fueron frenados por la Comisión de Monumentos de Navarra. Sin embargo, en 1927, tras la construcción del complejo de los Redentoristas y la alineación de la calle, se vio mutilada en un tercio de su longitud. En 1974 se restauró y desde 2008 sirve de capilla de la Adoración Perpetua.
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