La primera memoria pública

En 1601, don Juan de Cardona, virrey de Navarra, ordenó erigir una memoria con una larga inscripción conmemorativa. Poco sabemos de su forma, aunque posiblemente fue un arco triunfal, pues algunas fuentes manuscritas posteriores así lo atestiguan. Cuando se levantó la actual basílica, las piedras que contenían la inscripción se embutieron en los muros del interior con el título de vetus inscriptio. Aquellos sillares se conservan hoy en la Cámara de Comptos de Navarra. El largo texto fue recogido por el padre Alesón en el tomo V de los Anales de Navarra.

Su contenido es el siguiente:

AL BIENAVENTURADO IGNACIO DE LOYOLA, NOBLE GUIPUZCOANO, QUE DESPUÉS DE RESISTIR CON EXCEPCIONAL VALENTÍA EL ASEDIO DE LOS FRANCESES, HERIDO EN AMBAS PIERNAS DURANTE LA DEFENSA DE ESTA FORTALEZA, CAYÓ MORIBUNDO, PERO RESTABLECIDO, PROVIDENCIALMENTE REALIZÓ OBRAS DE PENITENCIA, Y CON LA OPOSICIÓN DE CASI TODO EL MUNDO, PERO CON LA AYUDA DIVINA, FUNDÓ LA COMPAÑÍA DE JESÚS PARA EL BIEN DE LA IGLESIA.

Y PORQUE DE ESTAS RUINAS PROVINO TAN NOTABLE INCREMENTO A LA PIEDAD CRISTIANA, EL EXCELENTÍSIMO PRÍNCIPE JUAN CARDONA, VIRREY DE NAVARRA Y CAPITÁN GENERAL DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA, ANTES ALMIRANTE DE LAS ESCUADRAS DE SICILIA Y NÁPOLES Y LUEGO DE TODA LA ESCUADRA REAL, Y GENERAL EN JEFE DEL EJÉRCITO, CONSEJERO DE PAZ Y DE GUERRA DE ENTRAMBOS FELIPES Y CONTADOR MAYOR DEL ÚLTIMO, UNO DE LOS TRECE DE LA ORDEN DE SANTIAGO Y COMENDADOR DE TOTANA: MOVIDO DE SU PIEDAD HACIA DIOS Y HACIA EL BIENAVENTURADO IGNACIO Y DE AFECTO A SUS COMPAÑEROS E HIJOS; Y PARA HONRAR CON UN MONUMENTO A LAS REGIONES BAJO SU MANDO, A GUIPÚZCOA POR TAL HIJO Y A NAVARRA SU DEFENSOR, CUIDÓ DE QUE SE ERIGIESE ESTE ARCO, EL AÑO 1601 DE CRISTO, SEGUNDO DEL PONTÍFICE PAULO V Y OCTAVO DEL REINADO DE FELIPE III, REY DE LAS ESPAÑAS 85, SIENDO PASTOR DE LA IGLESIA DE PAMPLONA EL MAGNIFICENTÍSIMO, NOBILISIMO E ILUSTRISIMO ANTONIO VENEGAS DE FIGUEROA.